Sunday, April 03, 2005

Oshin, sonatas y trompadas

El año pasado el Ministerio de Relaciones Exteriores decidió que, además de las tropas y de la ayuda económica y en especies que se enviaría a Iraq después de la invasión, en un gesto de abierta amistad y para contribuir un poco con el alivio de las penas, les mandaría a Oshin en su versión internacional con subtítulos en árabe. Gratis por ser para usted. ¡Bingo!, los iraquíes quedaron encantados con esta telenovela, se identifican plenamente con la heroína y el programa alcanzó un rating de 76.7%, que sumado a 82% en Irán, 81.6% en Tailandia, 75.9% en China, 70% en Polonia, etc. etc. debe hacerla la telenovela más vista en el mundo... civilizado. Oshin es obra de la NHK, la televisora nacional de Japón, que no es del gobierno sino de los ciudadanos que para eso pagamos impuesto, y alcanzó increíbles records de sintonía en 1983 cuando era transmitida de lunes a viernes en el esteralísimo horario de las 8 de la mañana (hora local) en capítulos de 30 minutos, sin cortes comerciales, que mantenían al público pegado a las pantallas de los televisores. Un miembro de este numeroso pero selecto público era el entonces Embajador de Singapur en Tokio. Su Excelencia le propuso al presidente de la NHK pasar la telenovela en Singapur. La cual aceptó y el debut internacional se realizó en septiembre de 1984 y desde entonces se ha transmitido en 59 países. Nada más en China la vieron 200 millones de personas. Una pelusa de ceiba.

Pero eso fue en 1983. Los japoneses recuerdan con nostalgia esos tiempos de telenovelas interesantes y bien hechas, con historias simples y predecibles pero impecablemente contadas. Es esa nostalgia la que ha creado un fenómeno interesantísimo alrededor una telenovela sudcoreana, “Sonata de Invierno” cuyo protagonista masculino se ha convertido en el ídolo de las señoras maduro-cincuentonas del archipiélago. La novela es simple y empalagosísima: un amor que comienza en el bachillerato y que resiste el paso del tiempo, enfrenta la oposición de las respectivas familias, rompe un compromiso matrimonial a último momento, aclara un malentendido que hace que los protagonistas crean por espacio de dos o tres capítulos que son hermanos por parte de madre, compensa la pérdida temporal de memoria del muchacho, y resuelve el terrible dilema entre seguir los dictados del corazón o cumplir la promesa hecha a la amada y abnegada madre. En fin, el perfecto melodrama con un bello tema musical y unos exteriores muy cuidados. Pero eso si, sin gritos, sin insultos, sin sexo, sin más violencia que una pequeña cachetada por parte de la chica o unos puñetazos entre dos jóvenes impetuosos y bien afeitados. Nada de un diputado pegándole un carpetazo a otro por la cabeza desde atrás para salir corriendo a esconderse detrás de otros colegas. Nada de palabras ofensivas ni de referencias denigrantes. La propia novela para todo público en horario estelar de once de la noche del sábado, otra vez por su televisora nacional. Tal es el boom que ha producido esta telenovela que por módicos 500 dólares usted puede tomar un tour que lo lleva a Seúl, lo pasea por los principales lugares de filmación y, no-me-lo-va-a-creer, lo lleva a los restaurantes frecuentados por el apuesto protagonista. Restaurantes en los que, además de que quién quita y tenga la suerte de coincidir con este joven, también tendrá la dicha de disfrutar de uno de sus platos favoritos: la sopa de hueso de vaca.

¿Cómo se traducirá "viva la pepa" al japonés?

mc

Publicado en el diario El Mundo

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