Sunday, April 03, 2005

Simplemente Ichiro


M.C. Valecillos (Corresponsal de No Jil-e en Japón)

Ichiro Suzuki es problablemente el japonés más famoso de la temporada. Jardinero de los Marineros de Seattle, batió el primero de octubre una marca que permaneció imbatible por 84 años en la historia del beisbol profesional de las Grandes Ligas: 258 imparables en una temporada (dos días después ya va por los 260). Si en el mundo del béisbol Ichiro es reconocido, en Japón ya ha sido elevado a la categoría de super-recontra-hiper-héroe. Ichiro ha triunfado mostrando justamente las virtudes que los japoneses más admiran: es tranquilo, educado, concentrado y dedicado a su trabajo. Siendo este trabajo“darle con un bate a una pelota, y atrapar la pelota cuando otros le dan con un bate” es indudable que Ichiro lo ejecuta con precisión, inteligencia y disciplina. ¿No les suena a Sony, Toyota, Casio?

Pero todo mundo tiene su “pequeño secreto” y sólo los lectores de hoy podrán ufanarse de conocer el de Ichiro. Por trivial como pueda parecer, uno no deb e cerrarse a ninguna información, pues no sabe cuándo este trocito de conocimiento inútil pero cierto nos sacará la pata del barro o nos hará merecedores del millón. Prívense que Ichiro, ahí donde usted lo ve, no es primogénito. En serio. Ese nombre es una combinación de Ichi (uno) y ro (hijo brillante) y por tanto sólo los primogénitos están llamados a llevarlo, lo cual los hace conducirse por la vidacon un cierto porte, una cierta actitud, una cara de yo soy el mayor, el que va a heredar y el que va a cuidar a los papás cuando estén viejos y el que va a velar por la tumba de los antepasados. Apártense. Un segundo hijo, que según estudios estadísticos de instituciones tan prestigiosas como MIT y Harvard tiene una posibilidad mayor de 99.99% de ser más simpático e inteligente que el mayor (ver anexo no anexado) se llamaría Jiro, donde Ji es segundo, y un tercero, si lo hubiese, se llamaría Saburo. El papá de Ichiro como que pensó que comenzar el día marcado como “segundo” no era la forma más prometedora y nombró al muchacho “primogénito brillante” (tranquilos que el hermano mayor tiene un nombre igualmente estimulante). El papá le solucionó el problema del nombre, pero ¿y el apellido? El apellido Suzuki (Arbol de campanas), ampliamente conocido en el exterior gracias a los automóviles y motos Suzuki, a los instrumentos musicales Suzuki y al método Suzuki de enseñanza de música, áquel que utilizaron para enseñarle a tocar violín a los indios pemones, cuando Luis Alberto Machado estuvo a punto de convercernos de que todos podíamos ser inteligentes, es el segundo más común en Japón, después de Sato. No tengo acceso a estadísticas exactas pero se estima que hay dos millones y medio de Suzuki sueltos por ahí. ¡Y quién sabe cuántos estarán en edad de votar! En otras palabras, Suzuki es un Pérez cualquiera. En la patria de Febres-Cordero y Carrillo-Batalla, cualquier mortal común y corriente, sin grandes cualidades propias y sin mucho que mostrar, enfrentaría el terrible temor a caer en el anonimato y a ser devorado por el olvido, con el viejo truco de la rayita horizontal para perpetuar el nombre de papi, abuelito o de cualquiera que lo haya precedido y se haya hecho “notar”. Posibilidad negada a nuestro jugador pues en Japón se usa un sólo apellido. Ni siquiera disponía Ichiro de un “segundo nombre”, por lo que, en un arranque de genio y valentía decidió, una vez incorporado al beisbol profesional, registrar su nombre como “simplemente Ichiro”, una medida super novedosa, pues dentro de la tradición beisbolera japonesa Suzuki es Suzuki, y si hay dos pues que los distingan por el número, ¿no?.

Brillante decisión y perfecta jugada. De ahora en adelante podrá haber un millón de Suzukis rompiendo un número igual de marcas. Pero no habrán, ni en mil años, dos Ichiro.

mc

Publicado en el diario El Mundo

1 Comments:

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