Sunday, April 03, 2005

¿Eje diabólico?

Recientes comentarios en la prensa criolla me hacen recordar aquellos tiempos, despuecito del 9-11-01 cuando Jorge, que todo lo ve en términos de diablos y demonios y cuya misión, si decide aceptarla, es la misma de Bin Landen pero de paltó y corbata, símbolos de civilización, hizo su llamado a combatir el "eje diábolico": Iraq, Irán y Corea del Norte.

La prensa y la televisión internacional mostraron las inmediatas respuestas de rechazo. Madeleine Albright llamó estos comentarios "tremendo error". El gobierno de China pidió respetar los principios de las Naciones Unidas que exigen que todos los países sean tratados con igual respeto. Koizumi, desde Japón, se ofreció para interceder en la normalización de las relaciones entre Corea del Norte y los EEmasUU.

Blair no dijo yes, yes, ni Chirac dijo olalá. ¡En fin! Las reacciones que dictan la diplomacia, el sentido común y el buen gusto, en el orden que usted quiera, pero siempre tomando los cubiertos desde afuera hacia el plato.

La obvia respuesta de los respectivos gobiernos tampoco sorprendió a nadie: Corea del Norte le mentó la madre a Bush, Irán lo llamó de todo menos bonito e Irak le dijo hasta del mal del que se iba a morir, en sentido figurado, claro está, porque al presidente de los Estados Unidos de América ni con el pétalo de una rosa pintada de azul, so pena de cometer delito federal sin más motivos. Pero donde termina lo obvio y comienza la sorpresa es en la reacción de los pueblos involucrados o de aquellos relacionados, de alguna manera, con el eje. No hablo aquí del oprimido pueblo iraquí o del despojado y a punto de morirse de hambre pueblo norcoreano, obligados bajo amenaza de muerte y tortura a manifestar su apoyo a los respectivos regímenes. Hablo de la oposicion Irani que lejos de llamar a Jorge su salvador y clamar por los marines para que los rescaten del demonio embatolado salieron muy bravos a protestar por la ofensa que se le hacia al pueblo iraní, a exigir que se les retirase tan fea etiqueta y a decir que una cosa son los problemas que pueda tener un pueblo con sus gobernantes y otra, muy distinta, la demonización de una nación. Quien siembra su maíz que se coma su pinol.

Hablo también del pueblo de Corea del Sur, partida por el meridiano 38 y casi en continuo pie de guerra contra su otra mitad. Corea del Sur que ha perdido un monton de hijos en enfrentamientos con el régimen del norte constituido en amenaza constante. ¿Salieron los surcoreanos a decirle a sus primos del norte “tomatutomate”, "chúpate esa mandarina" o a vitorear "púyalo Jorge!" Nouuu. Los sudcoreanos salieron con sus pancartas y banderas, hicieron sus demostraciones, quemaron las respectivas banderas gringas y se pusieron muy bravos con Bush, porque al fin y al cabo uno se pelea con sus hermanos y se jala de las mechas y se cae a pescozones, pero no va a andar dejando que cualquier imbécil le diga "eje diabólico" a un hijo de la mamá de uno. ¿o si? No sale a pedirle al guapetón del barrio que entre a la casa de uno, le destroce los muebles y acabe con la vida de varios sobrinos y algunas primas para solucionar nuestros estrictamente domésticos problemas. No, uno no se deja ofender, invadir, humillar ni que se metan con la familia de uno. No, sobre todo cuando uno ya está grandecito y sabe que nadie respeta al que no se respeta. No, cuando uno sabe algo de ese concepto tan simple y claro que se llama dignidad. Dignidad como ser humano miembro de una nación. Dignidad, lo contrario a Negroponte, ponte, ponte de nalgas.

M.C.

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