Monday, April 05, 2004

Pantroglodita

El periódico nos entrega, con cierta peridiocidad, un somero reporte acerca de las actividades de una señora de nombre Ai, altamente inteligente y extremadamente hábil en el arte de utilizar la computadora, y de ninguna manera estoy redundando, pues aceptado es que inteligencia y habilidad con la computadora no vienen en par, aunque la última más de una vez se hace pasar por la primera, engañando a más de un despistado.

Ai parió por inseminacion artificial, como Jodi Foster pero con menos cobertura internacional, una bella chiquilla de nombre Ayumi. A decir verdad, a nadie le preocupó mucho saber quién es el padre de la criatura o si éste iba a cumplir con sus obligaciones de manutención, educación y ejemplo de autoridad y hombría en el hogar. Hasta ahora, Ai había demostrado no necesitar de contraparte masculina para su realización y aunque se apariencia externa está algo deteriorada por unos renuentes kilitos y una incipiente flacidez en el busto, nada sugiere que Ai vaya a dejarse llevar por el síndrome de soy-amada-luego-existo. Pero el corazón femenino es casi tan insondable como el masculino, y por ello el público lector, su legión de incondicionales admiradores, así como numerosos científicos estudiosos del comportamiento social de los primates albergaban la gran incógnita: ¿dejará Ai la computadora para dedicarse a la crianza de su hija o tratará de llevar las dos carreras (madre y profesional) tal y como lo han hecho la Foster y Madonna? Una pequeña diferencia separa el caso de Ai del de las dos mencionadas divas: éstas cuentan con millones de millones para pagar servicio doméstico y cuidadores a sueldo, Ai es poco afluente aunque goza de la buena fortuna de tener muchas congéneres a su alrededor, dispuestas a hacerle la segunda cualquier noche o cualquier mañana, mientras ella recibe o atiende a importantes científicos extranjeros de esos que tanto la visitan.

Para alivio de feministas y veedores, el periódico, recientemente, ha mostrado la foto de Ai cargando a Ayumi con un brazo y con el otro dalequedale a su computadora, como cuando era feliz aunque documentada. No se ha perdido el trabajo de decenas de científicos que han dedicado millardos de horas a la observación y registro del proceso de adquisición del lenguaje por parte de nuestros primos los chimpancés.

Ahora habrá que ver qué y cómo le enseña Ai, del planeta de los simios, a Ayumi y si es verdad que la mona, aunque se vista de seda, mona se queda.

M.C.Valecillos

0 Comments:

Post a Comment

<< Home